¡Qué confusión! ¿no? Probióticos, prebióticos, simbióticos o antibióticos pueden sonar parecido pero son cosas muy diferentes. Estoy segura que, todos, desde pequeños, nos hemos familiarizado al menos con uno de los conceptos: el de los antibióticos. Y es que: que levante la mano aquel que se libró de una infección de garganta u oido y por lo tanto de la toma de antibióticos cuando era un niño. No obstante, hoy aparecen otros términos del mismo campo semántico que conviene entender y analizar sus diferencias:
Prebióticos versus Probióticos
Literalmente “probiótico” viene del griego y significa “a favor de la vida”. Podemos considerar a los probióticos como microorganismos vivos que al ser administrados en cantidades adecuadas nos suponen un beneficio en nuestra salud. Dicho de otra forma, los probióticos son cepas de bacterias específicas (algunos de los más usados son los Lactobacillus y los Bifidumbacterium) que ingerimos para incorporar al grupo de microorganismos que ya viven dentro de nosotros. Ejemplos de alimentos que contienen buenos probióticos son:
- El chucrut o el Sauerkraut
- Los encurtidos (artesanales)
- El kimchi
- El kéfir de leche
- El kéfir de agua
- Algunos quesos (artesanales)
- El miso (artesanal o sin pasteurizar)
- Los pickles o vegetales lacto-fermentados
- La kombucha
- El vinagre de manzana (sin pasteurizar)
Al contrario de los probióticos, los prebióticos ni están vivos ni son bichitos que ingerimos para que le hagan compañía a los otros que ya nos inundan. Prebiótico significa “antes de la vida” y supone el alimento que nuestras bacterias necesitan.
Los prebióticos son, por lo general fibras dietéticas, que el organismo no ha podido digerir por su paso en el intestino delgado y van a parar al grueso y estas terminan siendo un festín para nuestro bichitos. Los más estudiados son la inulina y los fructooligosacáridos y se encuentran en los alimentos de origen vegetal. Algunos ejemplos de estos son:
- el espárrago (posee fructooligosacáridos)
- La alcachofa (inulina)
- El ajo, la cebolla y el puerro (derivados de inulina y fructooligosacáridos)
- La achicoria (inulina)
- La patata cocida y fría (rafinosa y estaquiosa)
Alimentos simbióticos
Definimos los productos simbióticos como alimentos funcionales que contienen tanto probióticos como prebióticos, con la intención de llegar juntos al intestino y que confieren beneficios a la salud. El modelo del alimento simbiótico por excelencia es la leche materna, ya que contiene tanto bacterias lácticas (lactobacilos y bifidobacterias) como fructooligosacáridos y nucleótidos que también favorecen el desarrollo de las bifidobacterias.
¿Y qué pintan aquí los antibióticos?
Los antibióticos son medicamentos que tomamos en caso de una infección bacteriana grave y que arrasan con nuestras bacterias, tanto las malas como las buenas. Si en nuestra infancia o vida más adulta hemos tenido que echar mano de los antibióticos más de lo que hubiéramos querido (aunque sea bajo prescripción médica), es posible que hayamos o estemos sufriendo alguna de sus consecuencias (el problema más común se conoce como disbiosis intestinal), y por lo tanto, hayamos tenido que oír hablar de los probióticos y prebióticos.
¿Te ha pasado a ti algo por el estilo? ¿Estás intentando repoblar de nuevo tu flora intestinal con probióticos? Te leo.
Sra. Kraut